XLVII 1. Y entróse en Capernaum, y un centurión se llegó y le rogó, diciendo:
2. Señor, un siervo mío yace en casa paralítico.
3. Y dijo Jesús: Yo iré y lo curará.
4. Y contestó el centurión: Señor, yo no soy digno de que tú entres bajo mi techo.
5. Sino que basta tu palabra para que mi siervo sea curado.
6. Porque, aunque yo soy un hombre de poca autoridad, basta mi palabra para que mis soldados obedezcan.
7. Y si digo: Id, van, y si digo: Venid, vienen. Y si digo: Haced, hacen.
8. Y Jesús lo oyó admirado, y dijo: Declaro en verdad que no he visto tanta fe en Israel.
9. Y digo que vendrán muchos de oriente y de occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos.
10. Y quienes son hijos del reino serán arrojados a las tinieblas exteriores, y allí será el llorar y el rechinar de dientes.
11. Y dijo Jesús al centurión: Vete, y será hecho, puesto que tú has creído.
12. Y el centurión volvió a su casa, y su siervo fue curado.
Jesús cura de fiebre a la suegra de Pedro
XLVIII 1. Y yendo Jesús a casa de Pedro, vio a su suegra que yacía con fiebre.
2. Y él extendió su mano y la fiebre desapareció.
3. Y ella se levantó y los atendía.
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