Jesús llama a sus discípulos la luz del mundo
XXV 1. Vosotros sois la luz del mundo.
2. Y la ciudad que está sobre el monte no se puede esconder.
3. Ni se encienda una lámpara para ponerla bajo el almud, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
4. Ilumine así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a nuestro Padre, que está en los cielos.
5. No he venido a abolir la Ley, sino a cumplirla, conforme a los profetas.
6. Porque en verdad os digo, que, mientras no perezcan el cielo y la tierra, ni una iota ni una tilde perecerán de la Ley.
7. Y esto, hasta que se consumen todas las cosas.
8. Quien incumpliera uno de estos mandamientos mínimos mínimo será llamado en el reino de los cielos.
9. Mas quien los cumpliera y enseñare será llamado grande en el reino del cielo.
10. Y os digo que, si vuestra justicia no es mejor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Jesús condena la ira
XXVI 1. Oísteis que fue dicho a los antiguos: no matéis.
2. Porque aquel que matase será culpado.
3. Mas yo os digo que cualquiera que se airase contra su hermano será culpado en el juicio.
4. Y quien dijese a su hermano: Raca, será culpado en el consejo.
5. Y quien le dijese: Necio, será castigado con el fuego de la gehenna.
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