sexta-feira, 10 de junho de 2022

EL EVANGELIO DE TACIANO (Diatessaron) - Caps 3 e 4

 


El ángel Gabriel habla a María

III 1. Y, al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazareth, para que visitase a una virgen, desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. Y el nombre de la virgen era María.
2. Y, entrando el ángel adonde ella estaba, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo y bendita eres entre las mujeres.
3. Mas ella, cuando lo vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese aquélla.
4. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
5. Y he aquí que concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre Jesús. este será grande, y será llamado hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre. Y reinará, en la casa de Jacob por siempre, y de su reino no habrá fin.
6. Entonces María preguntó al ángel: ¿Cómo ocurrirá eso? Porque yo no conozco varón.
7. Y, respondiendo, el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra, por lo cual lo que de tu vientre nacerá será llamado Hijo de Dios. Y he aquí que Isabel, tu parienta, también ha concebido hijo en su vejez, y está en el sexto mes de su embarazo, ella, llamada la estéril, porque nada es imposible para Dios.
8. Entonces María dijo: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Y el ángel partió de ella.
9. En aquellos días, levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá, y entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel.
10. Y aconteció que, como oyó Isabel la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y ella fue llena del Espíritu Santo.
11. Y exclamó a gran voz: Bendita eres entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Y de dónde que la madre de mi Señor venga a mí? Porque he aquí que apenas llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
12. Entonces María dijo: Engrandezca mi alma el Señor, y mi espíritu se alegre en Dios, mi Salvador. Porque ha mirado a la bajeza de su sierva, y he aquí que, desde ahora, me llamarán bienaventurada todas las generaciones, por haberme hecho grandes cosas el Omnipotente. Y santo es su nombre, y su misericordia va de generación en generación a los que le temen. Él hizo valentía con su brazo, y esparció a los soberbios del pensamiento de su corazón, y quitó a los poderosos de los tronos, y levantó a los humildes, y a los ricos envió vacíos, y recibió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia, como habló a Abraham y a su simiente para siempre.
13. Y se quedó María con Isabel como tres meses, y después se volvió a su casa.

Nacimiento de Juan el Bautista

IV 1. Y a Isabel se le cumplió el tiempo del parto, y dio a luz un hijo.
2. Y oyeron los parientes y los vecinos que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron en grado sumo.
3. Y aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo llamaban por el nombre de su padre, Zacarías.
4. Y, respondiendo, su madre dijo: No, sino Juan será llamado.
5. Y le advirtieron: ¿Por qué? Nadie hay en tu parentela que tenga ese nombre.
6. Y hablaron por señas a su padre, para que dijese cómo lo quería llamar.
7. Y, pidiendo la tablilla, escribió en ella: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
8. Y luego fue abierta su boca y su lengua, y habló, bendiciendo a Dios.
9. Y recayó gran temor sobre los parientes y los vecinos de ellos, y en todas las montañas de Judá fueron divulgadas aquellas cosas.
10. Y todos los que las oían las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano de Dios estaba con él.
11. Y Zacarías, su padre, fue lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y que alzó un cuerpo de salvación en la casa de su siervo David. Él habló por boca de sus santos profetas, que fueron desde el principio, y nos salvó de nuestros enemigos, y cargó su mano sobre todos los que nos aborrecieron. E hizo misericordia con nuestros padres, y se acordó de su santo pacto, del juramento que juró a Abraham, que nos había de dar, y que, sin temor y librados de nuestros enemigos, lo serviríamos en santidad y en justicia, delante de él, todos los días nuestros. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado, porque irás ante la faz del Señor, para aparejar sus caminos, dando conocimiento de salud a su pueblo, para remisión de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el Oriente, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombras de muerte, y para encaminar nuestros pies por camino de paz.
12. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu, y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel.

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